BICENTENARIO NACIMIENTO: EDGAR ALLAN POE

Obras

[editar] Novela

[editar] Relatos

Traducción libre 1
Traducción libre 2
Traducción libre 1
Traducción libre 2

[editar] Poesía

Traducción libre
Traducción de Juan Antonio Pérez Bonalde (1887)

LA OBRA COMPLETA

LIBROS - ANTOLOGIA HISTORIAS EXTRAORDINARIAS EDGAR ALLAN POELIBROS - CONTOS COMPLETOS II(EDGAR ALLAN POE)
LIBROS - CONTOS COMPLETOS I (EDGAR ALLAN POE)LIBROS - ELS CRIMS DEL CARRER DE LA MORGUE

LOS CUENTOS

ENLACES INTERESANTES

Archivo:Nobles jugando al ajedrez.jpg

OTROS ENLACES DE INTERÉS (es posible que muchos enlaces estén rotos)

Mondo Kronhela Literatura

http://www.nuevaliteratura.com.ar/

7 Locos

http://www.7locos.com.ar/

Abrecartas

http://www.abrecartas.com/

Adolfo Ramírez Corona

http://homepage.mac.com/adolforamirez/

Alberto Vázquez

http://www.deabruak.com/

Alejandra Vallejo-Nágera

http://www.clix.to/AlejandraVallejoNagera

Antonio Burgos

http://www.antonioburgos.com/

Artnovela

http://www.artnovela.com.ar/

Aunque nadie nos lea

http://www.annlea.com/

Badosa

http://www.badosa.com/

Ciberayllu

http://www.andes.missouri.edu/andes/ciberayllu

Ciudad Seva

http://www.ciudadseva.com/

Corvino Books

http://www.iespana.es/corvinobooks

David Millán

http://www.geocities.com/dvd_mlln

Dcpcion

http://www.koralin.com/

El Bolígrafo

http://www.elboligrafo.com/

El Hombre que Comía Diccionarios

http://ichabod.lifefromthenet.com/

El Túnel

http://www.eltunel.com.ar/

El ateje

http://www.elateje.com/

El mono adivino

http://www.monoadivino.org/

El niño raro

http://www.infinityarea.net/elninoraro

Escritores

http://www.deusto.com/escritores

Estandarte

http://www.estandarte.com/

Estigia

http://www.estigia.com/

Estudios y recursos literarios

http://jaserrano.com/

Expoescritores

http://www.expoescritores.com/

Fannydades

http://www.fannydades.com/

Ficticia

http://www.ficticia.com/

Francisco Javier Cubero

http://www.eldigoras.com/fjce

General Grammar.com

http://www.generalgrammar.com/

Germán Uribe

http://www.geocities.com/Athens/Forum/8886

Gustavo Masso

http://usuarios.lycos.es/masso/index.htm

Hotel Palabras

http://www.hotelpalabras.com/

Héctor Rosales

http://www.hrosales.com/

Ignacio Martínez de Pisón

http://www.10lineas.com/pison

Javier Candeira

http://hiperactivo.com/

Jesús Jiménez

http://www.jesusjimenezreinaldo.com/

La Cabalgata

http://www.cabalgata.com/

La Web de Félix

http://lawebdefelix.iespana.es/

Les Excentriques

http://www.excentriques.com/

Letras Perdidas

http://www.letrasperdidas.galeon.com/

Libroadicto

http://www.libroadicto.com/

Literactiva

http://www.literactiva.net/

Literatura interactiva

http://www.iua.upf.es/literatura-interactiva

Lorenzo Silva

http://www.lorenzo-silva.com/

Luke

http://www.espacioluke.com/

Lume

http://www.lume.org/

Margen Cero

http://usuarios.tripod.es/margencero

Mariano Gistaín

http://www.gistain.net/

Martín Casariego

http://www.martin-casariego.com/

María Victoria Atencia

http://www.arconet.es/users/rleon

Mecenas

http://www.cayomecenas.com/

Miguel Ángel Peinador

http://www.geocities.com/nangel.geo

More Ferarum

http://moreferarum.perucultural.org.pe/index.htm

Paseo de los Tristes

http://www.ideal.es/poesia

Peter Rabbit

http://www.peterrabbit.co.uk/

Proyecto Sherezade

http://home.cc.umanitoba.ca/~fernand4

Rafael Muñoz

http://www.iespana.es/paginapersonalisima

Ramón Buenaventura

http://www.geocities.com/SoHo/Gallery/6776

Relatos hipertextuales

http://www.geocities.com/Paris/rue/8859

Rodolfo Martínez

http://www.drimar.com/rudy

Salvador Campos

http://www.geocities.com/salvacj

Stella Sole

http://www.stellasole.com/

The Barcelona Review

http://www.barcelonareview.com/

Tito Matamala

http://www.titolandia.cl/

Tucho Calvo

http://www.culturagalega.org/

Tumbas de personajes célebre

http://www.findagrave.com/

Un rincón del patio

http://maruska.soria.org/

Verbalia

http://www.verbalia.com/

Voces

http://www.revistavoces.com/

Volátil

http://www.interbook.net/personal/rescoto/index.htm

Víctor Carbajo

http://www.carbajo.net/frames.comienzo.html

Wemilere

http://usuarios.tripod.es/wemilere

Wu Ming

http://www.wumingfoundation.com/

Xosé Castro

http://xcastro.com/

Ángela Lago

http://www.angela-lago.com.br/

Abelardo Castillo

http://opium.q1.fcen.uba.ar/Castillo/Castillo.html/

Alejandra Pizarnik Official Home Page

http://www.geocities.com/Wellesley/4124

Audio Web Poems

http://www.cs.brown.edu/fun/bawp/

Autores jóvenes de Argentina

http://csf.colorado.edu/argentina/authors/indexsp.html

Bookwire

http://www.bookwire.com/

Center for Electronic Texts in the Humanities (CETH):

http://users.ox.ac.uk/~humbul/l

Centro Cultural Tijuana

http://www.tij.cetys.mx/cecut

CIAFIC: Centro de Investigación en Antropología Filosófica y cultural

http://www.ciafic.edu.ar/

Conversaciones en Bronté

http://www.geocities.com/Paris/Metro/1444/bronte.html

Creación Literaria Colectiva en Internet

http://www.cuentopop.com/

Ediciones Ernesto Escuderos

http://3e.alphacentauri-is.com

El Golem

http://www.geocities.com/SoHo/8365/index.htm

El Quijote on line

http://www.intercom.es/intervista/quijote

El Solar del Colibrí

http://www.geocities.com/Paris/Metro/1444

El túnel

http://www.eltunel.com.ar/

Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina

http://www.filo.uba.ar

Foro interplanetario de literatura

http://www.planet.com.mx/~gandalf

Fundación Camilo José Cela

http://www.celafund.es/

Guía de Ciencia Ficción en Español

http://www.geocities.com/Athens/7037/guia.html

Humbul

http://users.ox.ac.uk/~humbul/

Instituto de Literatura Hispanoamericana (FFyL, UBA)

http://www.filo.uba.ar/iilh/ilh.html

Kultura en Internet

http://www.geocities.com/SoHo/2545

La biblioteca de Marcelo Kauffman

http://www.geocities.com/Paris/1755

La nostalgia del Caníbal:

http://www.tezcat.com/~carlhurt/Nostalgia.html

La página de Joaquín:

http://www.geocities.com/Athens/Acropolis/8717

La página de la poesía y la literatura

http://www.geocities.com/Paris/Metro/1250

Latin American Studies Association (Papers Pilot Project):

http://lanic.utexas.edu/project/lasa95

Lectores afines

http://www.corbatero.com/prologo/

LEMIR Literatura española medieval y del renacimiento

http://www.uv.es/~lemir/index.html

Literatura argentina contemporánea

http://www.literatura.org/

Literatura femenina

http://www.cs.cmu.edu/web/people/mmbt/women/celebration.html

Literature Kicks

http://www.charm.net/~brooklyn/litkicks.html

Literatura rusa

http://iaiwww.uni-muenster.de/cgi-bin/simplex/lat/lit.html

Logos

http://www.logos.it/

Mijail Bajtín

http://www.shef.ac.uk/uni/academic/A-C/bakh/bakhtin.html

Mundolatino

http://www.mundolatino.org/cultura/Literatura/

NY Review

http://www.nybooks.com/

Poesía (en inglés)

http://english-server.hss.cmu.edu/Poetry.html

Poesía francesa

http://www.webnet.fr/poesie/

Poesía mexicana del siglo XX

http://www.columbia.edu/~gmo9/poetry/index.html

Poesite

http://www.arrakis.es/~joldan/poesite.htm

PoEtica

http://www.skios.es/poEtica

Postypographika

http://www.postypographika.com/

Proyecto Sherezade:

http://www.princeton.edu/~enriquef/index.html

Reseñas bibliográficas

http://www.execpc.com/~mbr/bookwatch

Sesenta ensayos sobre escritoras hispanoamericanas

http://www.monmouth.edu/~pgacarti/

Sitio sobre poesía concreta, caligramas, etc

http://www.ubuweb.com/

Taller literario del Hijo del cuervo

http://www.geocities.com/SoHo/4958

Textos sobre la Conquista de América

http://www.uni-mainz.de/~lustig/texte/antologia/antologi.htm

The Internet poetry archive

http://sunsite.unc.edu/dykki/poetry/home.html

Vicente Duque, novelas ilustradas en línea

http://www.epm.net.co/coloria

Voice of the Shuttle

http://humanitas.ucsb.edu/

  • anton chejov, gran cuentista ruso

    Anton Chéjov


    El talento

    El pintor Yegor Savich, que se hospeda en la casa de campo de la viuda de un oficial, está sentado en la cama, sumido en una dulce melancolía matutina.

    Es ya otoño. Grandes nubes informes y espesas se deslizan por el firmamento; un viento, frío y recio, inclina los árboles y arranca de sus copas hojas amarillas. ¡Adiós, estío!

    Hay en esta tristeza otoñal del paisaje una belleza singular, llena de poesía; pero Yegor Savich, aunque es pintor y debiera apreciarla, casi no para mientes en ella. Se aburre de un modo terrible y sólo lo consuela pensar que al día siguiente no estará ya en la quinta.

    La cama, las mesas, las sillas, el suelo, todo está cubierto de cestas, de sábanas plegadas, de todo género de efectos domésticos. Se han quitado ya los visillos de las ventanas. Al día siguiente, ¡por fin!, los habitantes veraniegos de la quinta se trasladarán a la ciudad.

    La viuda del oficial no está en casa. Ha salido en busca de carruajes para la mudanza.

    Su hija Katia, de veinte años, aprovechando la ausencia materna, ha entrado en el cuarto del joven. Mañana se separan y tiene que decirle un sinfín de cosas. Habla por los codos; pero no encuentra palabras para expresar sus sentimientos, y mira con tristeza, al par que con admiración, la espesa cabellera de su interlocutor. Los apéndices capilares brotan en la persona de Yegor Savich con una extraordinaria prodigalidad; el pintor tiene pelos en el cuello, en las narices, en las orejas, y sus cejas son tan pobladas, que casi le tapan los ojos. Si una mosca osara internarse en la selva virgen capilar, de que intentamos dar idea, se perdería para siempre.

    Yegar Savich escucha a Katia, bostezando. Su charla empieza a fatigarle. De pronto la muchacha se echa a llorar. Él la mira con ojos severos al través de sus espesas cejas, y le dice con su voz de bajo:

    -No puedo casarme.

    -¿Pero por qué? -suspira ella.

    -Porque un pintor, un artista que vive de su arte, no debe casarse. Los artistas debemos ser libres.

    -¿Y no lo sería usted conmigo?

    -No me refiero precisamente a este caso... Hablo en general. Y digo tan sólo que los artistas y los escritores célebres no se casan.

    -¡Sí, usted también será célebre, Yegor Savich! Pero yo... ¡Ah, mi situación es terrible!... Cuando mamá se entere de que usted no quiere casarse, me hará la vida imposible. Tiene un genio tan arrebatado... Hace tiempo que me aconseja que no crea en sus promesas de usted. Luego, aún no le ha pagado usted el cuarto... ¡Menudos escándalos me armará!

    -¡Que se vaya al diablo su mamá de usted! Piensa que no voy a pagarle?

    Yegor Savich se levanta y empieza a pasearse por la habitación.

    -¡Yo debía irme al extranjero! -dice.

    Le asegura a la muchacha que para él un viaje al extranjero es la cosa más fácil del mundo: con pintar un cuadro y venderlo...

    -¡Naturalmente! -contesta Katia-. Es lástima que no haya usted pintado nada este verano.

    -¿Acaso es posible trabajar en esta pocilga? -grita, indignado, el pintor-. Además, ¿dónde hubiera encontrado modelos?

    En este momento se oye abrir una puerta en el piso bajo. Katia, que esperaba la vuelta de su madre de un momento a otro, echa a correr. El artista se queda solo. Sigue paseándose por la habitación. A cada paso tropieza con los objetos esparcidos por el suelo. Oye al ama de la casa regatear con los mujiks cuyos servicios ha ido a solicitar. Para templar el mal humor que le produce oírla, abre la alacena, donde guarda una botellita de vodka.

    -¡Puerca! -le grita a Katia la viuda del oficial- ¡Estoy harta de ti! ¡Que el diablo te lleve!

    El pintor se bebe una copita de vodka, y las nubes que ensombrecían su alma se van disipando. Empieza a soñar, a hacer espléndidos castillos en el aire.

    Se imagina ya célebre, conocido en el mundo entero. Se habla de él en la Prensa, sus retratos se venden a millares. Se halla en un rico salón, rodeado de bellas admiradoras... El cuadro es seductor, pero un poco vago, porque Yegor Savich no ha visto ningún rico salón y no conoce otras beldades que Katia y algunas muchachas alegres. Podía conocerlas por la literatura; pero hay que confesar que el pintor no ha leído ninguna obra literaria.

    -¡Ese maldito samovar! -vocifera la viuda-. Se ha apagado el fuego. ¡Katia, pon más carbón!

    Yegor Savich siente una viva, una imperiosa necesidad de compartir con alguien sus esperanzas y sus sueños. Y baja a la cocina, donde, envueltas en una azulada nube de humo, Katia y su madre preparan el almuerzo.

    -Ser artista es una cosa excelente. Yo, por ejemplo, hago lo que me da la gana, no dependo de nadie, nadie manda en mí. ¡Soy libre como un pájaro! Y, no obstante, soy un hombre útil, un hombre que trabaja por el progreso, por el bien de la humanidad.

    Después de almorzar, el artista se acuesta para «descansar» un ratito. Generalmente, el ratito se prolonga hasta el oscurecer; pero esta tarde la siesta es más breve. Entre sueños, siente nuestro joven que alguien le tira de una pierna y lo llama, riéndose. Abre los ojos y ve, a los pies del lecho, a su camarada Ukleikin, un paisajista que ha pasado el verano en las cercanías, dedicado a buscar asuntos para sus cuadros.

    -¡Tú por aquí! -exclama Yegor Savich con alegría, saltando de la cama- ¿Cómo te va, muchacho?

    Los dos amigos se estrechan efusivamente la mano, se hacen mil preguntas...

    -Habrás pintado cuadros muy interesantes -dice Yegor Savich, mientras el otro abre su maleta.

    -Sí, he pintado algo... ¿y tú?

    Yegor Savich se agacha y saca de debajo de la cama un lienzo, no concluido, aún, cubierto de polvo y telarañas.

    -Mira -contesta-. Una muchacha en la ventana, después de abandonarla el novio... Esto lo he hecho en tres sesiones.

    En el cuadro aparece Katia, apenas dibujada, sentada junto a una ventana, por la que se ve un jardincillo y un remoto horizonte azul.

    Ukleikin hace un ligera mueca: no le gusta el cuadro.

    -Sí, hay expresión -dice-. Y hay aire... El horizonte está bien... Pero ese jardín..., ese matorral de la izquierda... son de un colorido un poco agrio.

    No tarda en aparecer sobre la mesa la botella de vodka.

    Media hora después llega otro compañero: el pintor Kostilev, que se aloja en una casa próxima. Es especialista en asuntos históricos. Aunque tiene treinta y cinco años, es principiante aún. Lleva el pelo largo y una cazadora con cuello a lo Shakespeare. Sus actitudes y sus gestos son de un empaque majestuoso. Ante la copita de vodka que le ofrecen sus camaradas hace algunos dengues; pero al fin se la bebe.

    -¡He concebido, amigos míos, un asunto magnífico! -dice-. Quiero pintar a Nerón, a Herodes, a Calígula, a uno de los monstruos de la antigüedad, y oponerle la idea cristiana. ¿Comprenden? A un lado, Roma; al otro, el cristianismo naciente. Lo esencial en el cuadro ha de ser la expresión del espíritu, del nuevo espíritu cristiano.

    Los tres compañeros, excitados por sus sueños de gloria, van y vienen por la habitación como lobos enjaulados. Hablan sin descanso, con un fervoroso entusiasmo. Se les creería, oyéndolos, en vísperas de conquistar la fama, la riqueza, el mundo. Ninguno piensa en que ya han perdido los tres sus mejores años, en que la vida sigue su curso y se los deja atrás, en que, en espera de la gloria, viven como parásitos, mano sobre mano. Olvidan que entre los que aspiran al título de genio, los verdaderos talentos son excepciones muy escasas. No tienen en cuenta que a la inmensa mayoría de los artistas los sorprende la muerte «empezando». No quieren acordarse de esa ley implacable suspendida sobre sus cabezas, y están alegres, llenos de esperanzas.

    A las dos de la mañana, Kostilev se despide y se va. El paisajista se queda a dormir con el pintor de género.

    Antes de acostarse, Yegor Savich coge una vela y baja por agua a la cocina. En el pasillo, sentada en un cajón, con las manos cruzadas sobre las rodillas, con los ojos fijos en el techo, está Katia soñando...

    -¿Qué haces ahí? -le pregunta, asombrado, el pintor- ¿En qué piensas?

    -¡Pienso en los días gloriosos de su celebridad de usted! -susurra ella-. Será usted un gran hombre, no hay duda. He oído su conversación de ustedes y estoy orgullosa.

    Llorando y riendo al mismo tiempo, apoya las manos en los hombros de Yegor Savich y mira con honda devoción al pequeño dios que se ha creado.

    Novela Chilena Comtenporánea; José Donoso y Damiela Eltit

    Presentación del libro de Leonidas Morales: Novela Chilena Contemporánea. José Donoso y Damiela Eltit

    Índice del libro


    Santiago de Chile: Editorial Cuarto Propio, 2004

    INTRODUCCIÓN
    I. TEORÍA Y CONSTRUCCIÓN CRÍTICA
    1. Sujeto y narrador en la novela chilena contemporánea
    II. JOSÉ DONOSO
    1. La mirada del testigo
    2.. Máscara y enunciación
    III. DIAMELA ELTIT
    1. La narrativa de Diamela Eltit y Los trabajadores de la muerte y la narrativa de Diamela Eltit
    2. El ensayo como estrategia narrativa
    3. La comida oficial
    4. Género y Hegemonía en El infarto del alma
    IV.NOVELA MASIVA
    1. Experimentación, imitación y efecto

    FESTIVALES INTERNACIONALES DEL CUENTO Y DE CUENTEROS (IBEROAMERICA)




    revistas literarias

    Revistas literarias que aceptan colaboraciones


    Otras revistas literarias


    Revistas de crítica literaria


    Otros enlaces literario-culturales

    ENLACES IMPORTANTES

    ENLACES AFRICANOS

    MANDELAFINAL.PNG
    La gran revista digital de cultura afro y afroamericana .Puedes ver todos los números. Cultura, música, eventos. !Imperdible!
    Blog con gran cantidad de cuentos africanos, información acerca de la cultura africana y fotos.
    Yo personalmente uso estos excelentes tambores. Djembes, Dundun, Balafones, Tama, Kirin, Bata.
    Cuentos Africanos recomienda esta escuela de percusión Africana dirigida por mi maestro. Abdoulaye Badiane de Senegal.
    Visita la página del Maestro Diola, Aliou Diame. Bailarín, Coreógrafo, Maestro de tradición, con el que compartí los mejores momentos en Senegal.
    Cuentos africanos te propone visitar esta importante página de cuentos africanos en francés.
    Qué es Diame? Diame es Paz, en diola, dialecto del Africa del Oeste. Es un canto, un pedido de unión, de fe.
    Amor por Senegal es un blog creado en febrero del 2008, mientras estaba en Cap Skiring. en la provincia de Casamance
    Cuentos orales de Sudáfrica. Cuentos Zúlu.
    Tantierra es un grupo de artistas interesados en la investigación y difusión de la cultura africana. Desde el año 2000, viene estudiando y disfrutando del encuentro con la cultura africana.
    Cultura, cuentos y transmisión de valores en la palabra del Maestro Boni Ofogo.
    Infórmate sobre quién fue este gran hombre de África
    ALBERTO COHEN Y PEDRO PARCET COMPARTEN ESTE BLOG MOSTRANDO ALGUNAS DE SUS FUNCIONES Y SU MANERA DE SENTIR ÁFRICA!
    Mi hermana Diola. Noelia ofrece compartir este blog cargado de sensibilidad.
    Páginas culturales africanas: El blog de Paola Antonini. Para recomendar! Danzas y cultura
    PROYECTO DE INTERCAMBIO CULTURAL ENTRE SUDÁFRICA Y ARGENTINA
    UN GRUPO DE ARTISTAS AFRICANOS Y ARGENTINOS UNIDOS POR UNA PASIÓN. --ÁFRICA--
    Un hermoso Blog de mi amiga Yaivi. ¿Qué piensa una jóven africana? Una óptica muy interesante de ver la vida
    Un hermoso blog cultural africano para compartir. Gracias Hisae!

    MULTIPLES ENLACES

    CATEGORIAS
    Bibliotecas, diccionarios y enciclopedias
    Creación
    Editoriales
    Escritores
    Instituciones
    Revistas, suplementos y sitios literarios
    Somoscine

    Noticias de Noticine

    Noticias de boxoffice.es



    Noticias de Sensacine


    Diccionarios, enciclopedias y otras herramientas

    Videos Navidad Papa Noel

    Navidad - Año Nuevo

    ENLACES AFRICANOS

    quilombo! revista digital de arte y cultura afro
    inicio | numeros | radio | documentos | grupos | links | galería q | staff | prensa | contacto

    MySpace de Revista Quilombo
    http://www.myspace.com/revistaquilombo

    Publicaciones
    http://www.coleccionartebrujo.blogspot.com

    Radio Colectiva
    http://www.lacolectiva.com.ar

    Mp3 Gira Latina, programa del "Bahiano"
    http://www.mp3giralatina.com

    Notas sobre candombe argentino
    http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1099258
    http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1099259

    Centro Cultural del Sur
    http://www.ccdelsur.blogspot.com

    Danza
    http://www.girocapoeira.blogspot.com
    http://www.afrobada.com.ar
    http://www.afroendanza.com.ar
    http://www.oduduwa.com.ar
    http://www.elgalponmultiespacio.com

    Percusión
    http://srpercusion.blogspot.com
    http://juancarlosmarras.blogspot.com
    http://www.sieteoctavos.com.ar
    http://www.alejandrooliva.com.ar
    http://www.rataplan.com.ar
    http://www.chilinga.com.ar
    http://www.labombadetiempo.blogspot.com
    http://www.cheikhgueye.com.ar

    Afroperuano
    http://www.negrosdemiercoles.com.ar
    http://www.estampasperuanas.com.arhttp://www.perlanegrainternacional.blogspot.com

    Candombe
    http://www.el-mondongo.com.ar
    http://lacandeladesantelmo.blogspot.com
    http://www.kumbabantu.com.arhttp://www.myspace.com/comparsaiyakerere
    http://www.juanmaurin.com.ar
    http://mardanzante.blogspot.com
    http://cuerda-floja-candombe.blogspot.com (Chaco)
    http://www.epcula.blogspot.com (Chile)
    http://www.candomberos.com
    http://www.myspace.com/maderasdelriodelaplata
    http://www.myspace.com/molembos1
    http://www.movimientoafrocultural.blogspot.com

    Candombe afroargentino
    http://bakongocandombeafroargentino.blogspot.com
    http://tangodesanmiguel.blogspot.com
    La Familia (ex Familia Rumba Nuestra)
    afroseba@hotmail.com

    Murga uruguaya en argentina
    http://www.murgatutecabrero.com.ar

    Música de Uruguay
    http://www.candombodromo.com.ar
    http://www.faltayresto.net
    http://ecositioweb.blogspot.com
    http://www.mimla.net
    http://indicefonogramas.blogspot.com
    http://www.somossonido.com.uy

    Salsa, Rumba y son
    http://www.myspace.com/murumbabanda
    http://www.myspace.com/lasandungueramusic
    http://www.myspace.com/iyambaeslarumba
    http://www.lossabalos.com.ar

    Arte y folklore negro en Cañete, Perú
    http://caneteartenegro.blogspot.com

    Comparsa Habanera
    http://www.aguaderio.com.ar

    Batería
    http://www.clubdebateristas.net
    http://www.duelodetambores.com.ar

    Reggae
    http://www.ladedios.com.ar

    Hip Hop
    http://www.alika.com.ar

    Taller de construcción de Instrumentos
    http://www.impatum.com.ar

    Cuentos Africanos
    http://www.cuentosafricanos.com

    Films
    http://www.mistikafilms.com.ar

    Plástica

    http://www.desdeelmar.com
    http://www.grisplata.com.ar/muestrascruzadas
    http://www.gandaia.com.ar

    Ecología
    http://www.ecoportal.net

    Intercambio Teatral Sudafrica- Argentina
    http://www.proyecto34s.com

    Alejandro Frigerio

    http://alejandrofrigerio.blogspot.com

    Información Cultura Africa y Caribe
    http://www.afromix.org

    News and Views by and about Black Latinos
    http://www.vidaafrolatina.com

    Casa de la Cultura Indoafroamericana de Santa Fe
    luciadmolina@yahoo.com.ar
    indoafro@hotmail.com

    África Vive

    pochalamadrid@yahoo.com.ar

    Sociedad de Socorros Mutuos Unión Caboverdeana de Dock Sudsociedadcaboverdeana@yahoo.com.ar

    Instituto de investigación y difusión de las culturas negras
    www.doyo.com.ar

    Asociación Africa y su diáspora
    aysudiaspora@yahoo.com.ar

    Asociacion civil de Nigerianos en el Rio de la Plata
    asocnigerianos@argentina.com.ar

    Asociación civil Unión Africana del Cono Sur
    uniamer@yahoo.com.ar

    Complejo Intercultural Afroamericano Bejuco
    Escuela integral de arte Freda Montaño
    escuelafredamontaño@gmail.com

    Movimiento Afrocultural Hermandad Bonga

    http://www.movimientoafrocultural.blogspot.com

    Unión Argentina Jóvenes Afrodescendientes
    uaya@arg.net.ar

    Asamblea integradora de la religión Afro-Americana

    aidea07@hotmail.com

    JULIO CORTAZAR


    Julio Cortázar nació en Bruselas el 26 de Agosto de 1914, de padres argentinos. Llegó a la Argentina a los cuatro años. Paso la infancia en Bánfield, se graduó como maestro de escuela e inició estudios en la Universidad de Buenos Aires, los que debió abandonar por razones económicas. Trabajó en varios pueblos del interior del país. Enseño en la Universidad de Cuyo y renunció a su cargo por desavenencias con el peronismo. En 1951 se alejó de nuestro país y desde entonces trabajó como traductor independiente de la Unesco, en París, viajando constantemente dentro y fuera de Europa. En 1938 publicó, con el seudónimo Julio Denis, el librito de sonetos ("muy mallarmeanos", dijo después el mismo) Presencia. En 1949 aparece su obra dramática Los reyes. Apenas dos anos después, en 1951, publica Bestiario: ya surge el Cortázar deslumbrante por su fantasía y su revelación de mundos nuevos que irán enriqueciéndose en su obra futura: los inolvidables tomos de relatos, los libros que desbordan toda categoría genérica (poemas-cuentos-ensayos a la vez), las grandes novelas: Los premios (1960), Rayuela (1963), 62/Modelo para armar (1968), Libro de Manuel (1973). El refinamiento literario de Julio Cortázar, sus lecturas casi inabarcables, su incesante fervor por la causa social, hacen de él una figura de deslumbrante riqueza, constituída por pasiones a veces encontradas, pero siempre asumidas con él mismo, genuino ardor. Julio Cortazar murió en 1984 pero su paso por el mundo seguirá suscitando el fervor de quienes conocieron su vida y su obra.

    Entre sus obras:

    Envíe una postal

    más sobre Cortázar y su obra:

    Gallería de fotos
    Fantomas contra los Vampiros multinacionales
    Una Vuelta a la Web de la mano de Cortázar
    Escritos políticos
    y
    cartas

    Roberto Bolaño

    roberto bolaño











    literatura argentina


    ESCRITORES

    CUENTOS INTERACTIVOS
    NOVEDADESESPECIALES
    CHAT
    FORO
    Afiches de literatura

    ESCRITORES

    NOVEDADES

    ESPECIALES

    BUSQUEDAS

    Postal
    Martin Fierro

    LITERATURA AFRICANA

    Desde 1991 la Llibreria La Ploma está especializada en libros sobre ÁFRICA NEGRA. Nuestro trabajo de investigación y la valiosa colaboración de destacados africanistas, han contribuido a que actualmente podamos ofrecer más de 1000 títulos relacionados con el CONTINENTE AFRICANO.

    En nuestro fondo podéis encontrar títulos en catalán, castellano, inglés y francés.

    Volver a la página inicial

    TEMAS ESPECÍFICOS

    Tertulias, actividades

    Cuentos y leyendas

    Narrativa de autores africanos

    Tradición oral

    Otras materias

    Arte

    Geografía y historia

    INFANTIL Viajes

    Antropología y religión

    La Ploma os recomienda

    sábado, 28 de noviembre de 2009

    ESCRITORA MEJICANA

     YERMA


    Gabriela Ballesteros. Nació en México, D.F. en 1977. Estudió Letras Latinoamericanas en la UAEM y es egresada de la Primera Generación de la Escuela de Escritores de la SOGEM de Metepec. Ha sido becaria del Fondo para la Cultura y las Artes del Estado de México en cuatro ocasiones y ha colaborado con algunos periódicos y revistas durante su trayectoria, entre los que destacan La Colmena, Castálida, El Águila, Cambio, y otros. Está antologada en el libro Árbol de las letras y la vida, antología de la primera generación de escritores de Metepec (IMC, 2000) y tiene publicada la novelaHistorias de entrecasa y caza (IMC, 2001). Actualmente da clases a nivel medio superior en el área de lengua y literatura y forma parte de Los 400. Del mismo modo pertenece a la Asociación de Creadores por el Desarrollo Social con sede en Córdoba Veracruz.


    Yerma deambuló bajo la luna llena de agosto. Se arrastró entre las sombras de la noche y parió un hijo a los pies de Fabia. Luego se desmayó y se vio sentada frente a Pietro en la plazoleta de los liberales.
    Era un domingo a medio día, ellos hablaban de un proyecto cuyo sentido y objeto apenas tenía claro Pietro y para el cual necesitaba la ayuda de Yerma. Se despidieron y ambos partieron rumbo a sus villas. Yerma tomó una barcaza que la condujo al otro lado del río y en el trayecto, mientras las garzas surcaban el viento, se vio envuelta en un delicioso sopor que la condujo a inundarse de las palabras que había dicho Pietro. Nunca antes había sentido deseos de abismarse en alguien, pero los ojos parduscos y grises de Pietro a eso la orillaban. Hizo un ademán de negativa y agitó sus manos frente a su cara, pero tales movimientos no lograron apartar el sentimiento que, sereno, rondaba sus más profundas emociones. Su razón, por supuesto, varias veces la advirtió de negarse a aquel llamado, pero sus labios y su cuerpo, esa mínima parte de su cerebro que profusamente hacía crecer las emociones en su ser, ya estaban embrujados en el encanto de rendirse a amar y ser amada.
    Veinte días con sus noches transcurrieron hasta su siguiente cita, y al despedirse, Pietro y Yerma se miraron fijamente mientras estrechaban sus manos. La barcaza de Yerma aguardaba, lo mismo que la carroza de Pietro, pero los dos jóvenes no podían desprenderse más. Ambos se hallaban presos en las redes de sus miradas. No hablaban: simplemente estaban ahí, estáticos, ensimismados, internándose en las profundas pupilas, uno del otro, esperando con eso hallar el misterio que cada cual encerraba dentro...
     La siguiente vez que se vieron, ya no pudieron desprenderse más. Se estrecharon en un abrazo silente y eterno que duró hasta la mañana siguiente. Amanecieron entrelazados. Cabellos, brazos, piernas, labios, y aun sus pensamientos, formaron una amalgama perfecta que a ambos les pareció eterna... El proyecto que los hubiese unido, que en efecto era una especie de trabajo que organizaban juntos para sus villas, fue abandonado pronto, y en cambio se reunían para mirarse tranquilamente mientras la luna acariciaba sus rostros palidecidos por el temblor que ambos sentían al tocarse.
    Una mañana, por fin, se hablaron desde ellos mismos, como si antes hubiesen hablado otros y no ellos, se volvieron a presentar y se dijeron nuevamente sus nombres y ocupaciones, pero al cabo de las preguntas de rigor, comenzaron a hablar de lo que cada cual veía en el otro. Pietro la miraba solaz y al mismo tiempo en una especie de letargo que impacientaba a Yerma de repente, no tanto porque no le gustara que Pietro la mirara con aquellos ojos dulcificados por la tranquilidad que emanaban, sino porque no podía discernir exactamente qué era lo que él miraba en ella. “Tus ojos, dijo él, son como de humo”, y Yerma se perdió en aquella metáfora, tanto, que poco a poco el humo fue ensombreciendo su mirada y entonces, sólo entonces, sus ojos se tornaron fumarolas que esparcían un aroma sahumerio que no conducía a ningún sitio. Las palabras iban, venían, de pronto daban veloces giros sobre sus sentidos y se posaban, sin más, en el absurdo más mundano o incluso en aquél más elevado, lo que a Yerma la condujo a sentirse cada vez más ajena a la tierra que pisaba.
    De pronto, en alguna esquina, se besaron incasablemente, y luego, sin dejar de besarse de trecho en trecho siguieron conversando. Entonces fueron tomando forma las palabras y se dibujaron en sus rostros dos benévolas y complacientes sonrisas que cedieron a un “Te amo” que se dijeron al unísono. Desde ese día y en adelante las tardes, las noches y los días se les fueron en enmarañan sus vidas, entretejerlas, deshilarlas y luego volverlas a zurcir con calma, una pegada a la otra.
     La melena de Pietro era como una cascada de helechos que ondulaba al viento y luego se rendía a los pies de Yerma para que ésta se recostara sobre ella y reposara sus cansados sentimientos. Siempre que se encontraban Yerma se acurrucaba en el regazo de su amante y dormitaba. Hacían el amor mientras platicaban las últimas novedades y en algún momento, mientras se movían acompasadamente, convinieron en preparar todo para formar una pareja de por vida... De por vida... De por vida... Eternamente... Para siempre...
            Para nunca...
     Pietro la tomó dormida una noche de noviembre. Entonces Yerma pudo ver cómo el cielo se desprendía en trozos que descendían lentamente y se apropiaban de ella. Al final del abismo que la llenaba pudo ver una pequeña lamparita, y un poco más abajo, una ventana de forja donde una niña le sonreía... La niña descendió por una baranda verde, pero luego, cuando la baranda terminó, la niña bajó hacia Yerma flotando entre pedazos de cielo resquebrajado. Se colocó sobre ella y, con sus labios púrpuras y helados, apenas rozando su frente, la besó. Todo su cuerpo se sintió invadido por un terrible cansancio, pero al mismo tiempo una plenitud marina y espesa la inundaron. Pudo ver los ojos de la niña, que eran negros y sin pupila, idénticos a los ojos de los ángeles si pudiéramos mirarlos. Su pálida piel fue desvaneciéndose entre los rayos de un alba que ya disipaba la noche del cuarto. Te amo, musitó Yerma, y se encogió entre las sábanas al tiempo que tocó su vientre. Dentro se sentía un calor insoportable, y supo, de manera clara y contundente, que estaba embarazada. “Seremos padres, Pietro”, dijo todavía amodorrada, y él no le contestó nada. Dormía, sereno y ajeno al mundo y a la vida, ensimismado en sus recónditos pensamientos que iban huyendo siempre de algo que acechaba desde fuera y que podía materializarse en cualquier momento. Yerma se durmió de nuevo y despertó cuando el atardecer comenzaba.
     Días más tarde Yerma fue a un médico y le confirmaron la noticia. Se sintió agobiada. Estaba embarazada, pero no era un hijo suyo y de Pietro lo que venía, pues Pietro estaba ajeno, incrédulo, silente... Desde entonces, el silencio fue una daga que la apuñalaba por la espalda. Temía que Pietro huyera y la dejara sola, pero al mismo tiempo, pasaba las horas rogando porque así lo hiciera, pues no se sentía capaz de irse ella aunque lo deseara con toda el alma.
    Un día Pietro pasó a recoger a Yerma a su trabajo y la sacó de ahí. Traía en la carroza todas sus pertenencias y la llevó a la villa de la Bazán para que allí contrajeran matrimonio. Se casaron y fueron a vivir a casa de la madre de Pietro. Desde ese día, todo en derredor comenzó a lacerar los sentidos de Yerma, quien se vio envuelta en un tornado que arrasaba con su esencia.
    Las pálidas paredes de su habitación; las infinitas escaleras de caracol que había que subir y bajar desde su casa hasta la parte media de la villa; las paredes inclinadas que parecían divertirse al escrutarla indiscretamente; los cubiertos; la basura; la ropa sucia y los aparatos domésticos; todas las cosas comenzaron a ser de pronto fieras enfurecidas que trataron incansablemente de hacerle perder no sólo la razón sino la vida.
    Sin embargo, al mismo tiempo, en derredor se respiraba un ambiente extraño. La acechaban, cierto, con deseos de asesinarla, pero también la acechaban porque era una prisionera. Poco a poco, Yerma fue comprendiendo que la defendían de algo, de alguien, pero más que todo, que la defendían porque ella era importante para un fin postrero. Fue entonces cuando descubrió la realidad sin querer al escuchar una charla de su suegra con la Bazán. La defendían de sí misma porque deseaban que pariera sano al niño, fruto bendito que había procreado Pietro... Yerma era una casa de casas, la casa del ser que habría de heredar todo en derredor y aun más, pues también pensaban robarle a Yerma sus posesiones.
    Entonces Yerma corrió por los corredores tratando de huir, pero las paredes, las escaleras, los gobelinos y las trojes que conformaban el pequeño castillo de su suegra se inclinaron hacia ella y le taparon el paso hacia su libertad, la encerraron de tal forma que apenas si podía respirar. Poco a poco fueron arrinconándola hasta llevarla al centro mismo de aquel laberinto donde estaba su habitación, desde la cual podía verse una pequeña estancia y la cocina, así como un baño que en proporción a las demás cosas era exagerado...
    Ahí, en su casa dentro de la casa de su suegra, fue confinada a permanecer hasta que naciera el niño. La demencia atajó sus sentidos y se sentía obligada a caer de los abismos que representaban las barandas que conducían al jardín, pero nunca tuvo el valor suficiente de hacerlo. Sólo la buena conducta, que a veces era casi imposible conseguirla, la hizo obtener el beneficio de salir a la villa a andar, pues además era menester que así lo hiciera para que su parto fuera más sencillo. En esas andanzas conoció a Fabia, a quien le contó todo cuanto sentía estando dentro de su casa.
     Yerma no estaba dispuesta a perder su vida entre aquellas paredes que apenas si sentía suyas, así que se dispuso a no parir a la criatura para permanecer viva entre aquellas miradas que intentaban devorarla a cada paso.
     Una tarde, Fabia llevó a Yerma al Danger donde bebieron cerveza en una taberna de mala muerte. Yerma estaba espantada, pues sabía que si la llegara a ver ahí su suegra seguramente firmaría su sentencia de muerte. Entonces hablaron de Pietro, de cómo se habían conocido y de lo que Yerma sentía y pensaba sobre él.
    Yerma sólo se sentía segura a lado de Pietro. Cuando se recostaban en la cama, ella podía extenderse sobre su cuerpo y sentir una paz que no podía medir ni con palabras ni con suspiros. La larga cabellera de Pietro cubría la espalda de Yerma, y era como si una enramada descendiera suavemente a su costado para que ella se ocultara del peligro que continuamente la acechaba. Entonces Yerma se sentía amada, importante y feliz de ser quien era. Pero una tarde, Yerma lo miró a los ojos y no pudo ver más su reflejo en ellos. Los ojos de Pietro estaban vacíos y la luz que hubiese habido en ellos durante años se había apagado de repente. Pietro no hablaba más, sólo se quedaba estático mirándola.
             Una noche, lo sintió a su lado antes de caer dormida, pero al poco rato, él había desaparecido. Bajó sigilosamente las escaleras, y lo vio sentado en la sala fumando un cigarrillo. Pietro leía a la luz de una vela mortecina, había recogido sus cabellos y no miraba más allá de lo que el libro le ofrecía. “¿Qué pasa, Pietro?”, dijo ella, y la respuesta de él, desde entonces y en adelante, fue: “Nada”.
    La casa de Celsa, la suegra de Yerma, era una casa normal, aunque esto sólo lo aparentara por fuera. Estaba montada sobre una gran plataforma de piedra negra que venía directamente desde la parte oriente del castillo, por lo que se tenía que subir a ella por unas largas escaleras con barandales de forja fina. Era blanca, con teja colorada en el muro que la rodeaba, y parecía, a simple vista, una gran casona rústica. Por dentro, sin embargo, los vericuetos eran insondables, y había rincones por todos lados donde los recuerdos se iban filtrando hacia el gran río subterráneo que alimentaba la fuente de la plaza de los desterrados, donde Casandra recogía cada mañana los vapores que estos recuerdos desprendían. Todas las casas tenían esta peculiaridad, pues los drenajes conducían justo a la plaza de los desterrados, y tras los años no podía distinguirse el agua pura, de aquella que ya estaba contaminada con los desperdicios de las casas.
             Al centro del extenso terreno donde se posaba la casa de Celsa, se hallaba un jardín desde donde se podía descender a una especie de laberinto conformado por infinidad de escaleras que iban en espiral. Ahí, en medio de una franja de tierra y otra de un cielo artificial, se internaba un pequeño camino que conducía a la casita que habitaban Pietro y Yerma. Ésta sí era una casa común y corriente, era, como dijera la loca de Casandra, la representación vívida de la imagen que uno tiene de la casa desde niño.
    Se entraba a ella por una pequeña puerta que desembocaba inmediatamente en la estancia, la cual sólo estaba dividida de la cocina por un pequeño arco de ladrillo rojo. A un lado de la cocina había otra puerta que conducía directamente al baño y desde éste se podía llegar a la habitación única que volvía a desembocar en el extremo opuesto de la cocina. Sobre la estancia había un gran domo de cristal que permitía ver hacia la torre más alta del castillo de la Bazán y hacia otra de menor tamaño que se hallaba en la casa de Celsa. Desde esta torre más pequeña a veces podían oírse murmullos a la distancia, pero quienes se habían atrevido a acercarse más a ella, habían podido oír verdaderos alaridos. Se decía que ahí estaba oculta la única hija de Celsa, a quien habían encerrado entre ella y la Bazán para que no contrajera matrimonio. Pero nadie sabía de cierto lo que ahí pasaba. Yerma, cuando recién entró a su casa, la halló agradable, incluso se sintió acogida y pensó que vivir en tales profundidades la protegía de la vorágine que se derramaba desde el jardín, donde abundaban plantas colgantes que iban enredándose con los barandales. Sin embargo, a los dos o tres días, comenzó a sentirse insatisfecha dentro de su casa, pues los muros estaban llenos de un vacío que parecía no terminarse nunca y que se le venía encima junto con el jardín que tanto la asustaba. Tenía que detenerlos, y pensó en adornarlos para conseguirlo.
     Antes de casarse Pietro recogió a Yerma en su trabajo y llevó consigo todas sus pertenencias. Pero, tras desempacar, ella pudo ver que habían faltado algunas cosas preciadas para ella. ¿Dónde están mis libros, Pietro? ¿Y mis adornos? ¿Dónde está mi vida...? La madre de Pietro había revisado cada una de las pertenencias de Yerma antes de que se instalaran definitivamente en su casa, que fue tras la luna de miel, y ella había elegido cuáles de aquellas cosas eran necesarias y cuáles no. Yerma se dirigió con su suegra. Subió la escalera de caracol hasta el jardín y lo atravesó para subir hacia la pequeña terraza donde su suegra tomaba el desayuno. “Señora, dijo, quisiera que me permitiera llevar a casa algunas de las pertenencias que usted me hizo favor de guardar en su desván”. Procuró ser más cortés de lo que solía ser, para que el enojo no se le notara, pero el olfato de Celsa era agudo, y además su rabia, una rabia irrefrenable que se le había clavado entre el corazón y su cordura desde el día de la boda, le permitieron ser más cruel que de costumbre. “Yerma, mi niña, esas cosas no te son útiles ahora, ¿para qué las quieres si ya tienes lo que deseas? Anda, ve a tu casa, que seguramente allá tienes labores que hacer propias de tu condición...”
     Yerma no se rindió, y a hurtadillas fue al desván a tomar algunos objetos durante la tarde de un miércoles, que era cuando su suegra salía a la plaza a reunirse con su hermana, la Bazán. Tomó lo que pudo y lo llevó a rastras por todo el patio central, la terraza, el jardín y las escaleras de caracol. Finalmente llegó a su casa y se sentó aliviada en la sala tratando de recobrar la respiración. Miró por el domo y pudo ver en la torre poniente una figura que se asomaba desde la ventana. Tomó un catalejo y vio, claramente, a una niña vestida de verde y con los cabellos rojos y rizados ondulando en el viento. La niña la saludó y le mandó un beso, luego arrojó algo y Yerma pudo ver que era un pequeño papelito. Fue por él hasta el domo, aunque aquello representaba un riesgo mayor. El papel decía: Huye. 
    Las noches fueron tornándose largas. Un tedio y una monotonía a tientas apenas iluminados por el alba. Pietro se tendía al lado de Yerma, pero ausente: sus ojos cargaban con un vacío interminable que les impedía mirar hacia delante. Huye, decía el papel que le había enviado la nostálgica niña, y Yerma intentó, con todo su amor, llevarse consigo a Pietro, pero fue imposible. Lo miraba sentado en la sala. Parecía como si siempre hubiese estado ahí, pensativo, fumando un cigarrillo, bebiendo un café... Leía, pero Yerma nunca supo exactamente sobre qué. Miraba al infinito con un asombro tal que parecía un crío, y al principio Yerma lo sentía cerca de sí como si fuera su segundo hijo. Ella lo miraba a la distancia, y se preguntaba lo que pensaba. A veces, se acercaba a él y trataba de obtener respuesta, pero nunca pudo obtener ninguna otra que el silencio y luego una sola palabra: “Nada”.
             Muy al principio, antes de que el miedo la acosara, Yerma se sentía acogida por su casa. Las labores del hogar la hacían sentir feliz, aun a pesar de que no tenía idea alguna de cómo realizarlas. Sin embargo, poco a poco fue aprendiendo a cocinar y a mantener su casa limpia y ordenada, y disfrutaba haciendo bordados que luego ponía en las cortinas o tejiendo prendas diminutas para su hijo. Entonces todo aquello le parecía una maravilla antes nunca conocida, y se preguntaba cómo es que antes no había aprendido a barrer o a limpiar los vidrios, cosas para las que podía ver se necesitaba no sólo práctica, sino también una especie de sabiduría. Aprendió a hacer pasteles de moras silvestres con Fabia, Penélope la enseñó a bordar y a tejer, y de vez en vez le regalaba algunos estambres para que pudiera seguir escarmenando en casa. Las tardes se le iban rápidas entre tanto quehacer, salía al jardín, con cierto susto, y robaba algunas flores que luego colocaba en un gran jarrón al centro de la mesa, disponía los platos y acomodaba el pan, las salsas, la sal y la pimienta, y luego ponía a calentar la comida a fuego muy lento, para que cuando Pietro llegara todo estuviera en su punto. Las primeras semanas Pietro llegó puntual a cenar, pero después, faltó un día y luego otro, hasta que simplemente no llegaba y si lo hacía no probaba las viandas preparadas por su mujer, pues antes ya había pasado a cenar a casa de su madre o con una tal Lizarda, que era empleada en el castillo.
             Entonces la desesperación fue apoderándose de Yerma. Su vientre iba desplegándose para acoger a la criatura que venía en camino y en esa misma medida la casa iba achicándose cada vez más hasta que la acorraló por completo. Apenas salía, pero sólo para abastecerse de alimentos y cosas para la casa; hablaba con Fabia, pero nunca pudo ir a divertirse o a pasear simplemente por placer, pues ella quería hacerlo con Pietro y éste nunca deseaba salir y cuando salía, lo hacía solo. Su esposo era una ausencia insoportable que pronto la dejó desamparada.
    Ante todo esto, Yerma pensó en la forma de llamar la atención de Pietro y para ello pidió consejo a su única amiga en la villa, Fabia.
     Fabia no conocía mucho a Pietro, a pesar de que era su tía. Sabía, sin embargo, las cosas que Yerma le contaba. Alguna vez tiró las cartas para Yerma y le advirtió que tenía que huir de ahí, pero no le dijo ninguna razón en especial por la que era necesario hacerlo, aunque esta razón aparecía clara en las cartas. Luego fueron a pasear al bosque de framboyanes y ahí se encontraron con José, el centinela, quien traía unos cuantos patos que había cazado con ayuda deHermes, su perro. Las invitó a su casa y entre los tres prepararon los patos y los comieron con gusto. José trajo un poco de coñac y un té que Yerma no pudo distinguir con exactitud. Entonces les mostró sus fotografías y en varias de ellas aparecía Pietro.
     José disfrutaba hablando de los demás, así que aprovechó la presencia de la esposa de su primo para chacotear sobre él. Entonces Yerma supo algunos secretos ocultos de su suegra y entendió la razón del amor enfermizo que ésta le tenía a su hijo.
             Muchos años antes de que Pietro naciera, Celsa tuvo un hijo que murió ahogado en el mar de los pescadores. Se decía que ella misma había formado parte de la brigada de rescate y que al momento de tener el cuerpo en tierra, que ya estaba amoratado e hinchado, lo había desgarrado con sus propias manos y ahí mismo lo había devorado casi por completo. Los lugareños de la costa todavía visitaban a Celsa, y la llamaban por el nombre de su hijo, pues creían que su alma estaba en ella. Al parecer, desde ese día Celsa se prometió no abandonar nunca más a ninguno de sus futuros hijos, pues el mundo podría arrebatárselos en un instante. En la villa, sin embargo, llegó este rumor y la gente se alejó poco a poco de la casa, por eso Celsa construyó el muro que la rodeaba, temiendo algún ataque por parte de indeseables que en ocasiones llegaron a lanzarle piedras e inmundicias recriminando lo que ella había hecho en la playa de los pescadores. Desde entonces, los niños huían de esos muros, y la gente nombró a la casa de Celsa la morada de Tántalo, pues los siguientes hijos también fueron devorados uno a uno cuando nacieron y después cuando fueron creciendo, siempre enclenques y enfermizos.
     Celsa tuvo una única hija, de ella se sabía que no era tan enfermiza como los otros, de los que sólo sobrevivió Pietro, quizás más porque robaba huevos de la granja de su tía la Bazán que por los cuidados que su madre le tenía. La maternidad de Celsa fue pródiga en cuanto a comodidades para sus hijos, pues nunca permitió que se inclinaran a tomar nada del suelo en tanto que les tenía siervos dispuestos para ello. Pero, por otro lado, todos estos cuidados los fueron volviendo cada vez más inútiles. Uno a uno fueron cayendo cuando llegaron a la adolescencia y quisieron huir de la casa de su madre. Ya fuera que cayeran presos por robo o que simplemente anduvieran vagando por ahí en los tugurios, todos ellos desaparecieron de la faz de la sociedad de elite de la villa, con lo que simplemente dejaron de existir. Pietro, al contrario de los demás, nunca deseó salir de su casa, por eso, quizás, sobrevivió hasta los veintiocho años, cuando su madre le encomendó que fuera en su representación a la plaza de los liberales, donde conoció a Yerma y pasó todo lo que pasó. De la hija, se dice que está encerrada en la torre oriente, pues su madre no quiso que contrajera matrimonio con un joven marinero, temiendo que se la llevara lejos y el mar la devorara igual que hizo con su primer hijo. A ese marinero, después, lo casarían con Penélope, y la pobre quedó, como se esperaba, perdida en las profundidades de un mar sin regreso, aunque éste estuviera en su propia casa.
    La línea que separa la locura de la dulzura es suave y delicada. Dulces fueron a veces las locuras de Yerma. Amargos como la demencia sus intentos de dulzura. Trató, sin éxito, de llamar la atención de Pietro. Pero siempre que lo intentó salió de ella sólo tristeza. Una soledad interminable abundaba en sus intentos. Era el eco esquizofrénico del “te olvido” y, sin embargo, “te recuerdo”...
             Pietro fue alejándose poco a poco de la casa de Yerma, y no hubo poder humano que lo atrajera de nuevo a ella. A veces, ella fingía enfermedades, y conseguía retenerlo algunos minutos antes de que finalmente tomara sus cosas y se alejara cabizbajo a reunirse con los vagos del puente de la desolación a beber cerveza y hablar de temas importantes para los que Yerma había perdido toda inteligencia. Una noche, Yerma tomó un cuchillo e intentó apuñalarlo, “Miserable”, le dijo, y él la abofeteó. Luego ambos lloraron y se preguntaron lo que les había sucedido. Hablaron largo rato de lo que sentían y de repente, como en el principio del principio, dejaron de ser ellos mismos para convertirse en los otros, los que no eran ellos, los que se miraban desde lejos y apenas si entendían algo de sus sentimientos. Disertaron sobre el amor y la sociedad de castas, la política matrimonial y el deseo de tener un mundo democráticamente organizado, luego hablaron de literatura y de música, y pensaron que sería bueno retomar algún proyecto de los que habían abandonado para que la villa tuviera un festival de artistas y adquiriera importancia en ese ámbito, se regodearon recordando tiempos pasados, cuando miraban por arriba del hombro a los señores que iban de la mano y llevaban un carrito con un pequeño niño dentro de él, se burlaron de ellos y miraron, al mismo tiempo, el vientre de Yerma, que a punto estaba ya de florecer. Ella se sintió, de pronto, ridícula y absurda, y se abrazó a Pietro sollozando, y lloró amargamente porque nunca más volvería a ser la misma. Se preguntó en silencio si él también cambiaría cuando el niño naciera. Fabia le decía que sí, que Pietro se sentiría padre hasta que pudiera abrazar a su pequeño hijo y no antes, que tuviera paciencia o que si no podía contener su rabia, huyera antes de que algo peor le sucediera. Pero ella nunca hizo caso, deseaba ver cómo el niño que traía en su vientre transformaba el mundo en derredor para que ella se sintiera cada vez más cómoda dentro de él.
    Yerma le preguntó a Pietro qué pensaba de ser padre, y éste guardó silencio unos momentos y luego respondió: “Nada”. De pronto, Yerma se sintió envuelta por una oscuridad infinita. El horror comenzó a eclipsar sus sentidos y trató de huir de aquella desesperante oscuridad que se reflejaba en los ojos de Pietro. Trató de ocultarse, pero ella siempre estaba ahí y su imagen se renovaba constantemente con cada silencio, con cada ausencia, con cada promesa incumplida y con los gritos silentes que Pietro profería rechazándola a cada instante. Yerma ardía a veces, y parecía consumirse en su propia desesperación, en una indignación que rayaba en un sentimiento de venganza irrefrenable: deseaba golpearlo, darle vuelta a sus carnes para ver si dentro hallaba siquiera una migaja de algo, quizás una sonrisa, un deseo, un suspiro, un grito, algún enojo o simplemente una negativa contundente, pero siempre, a cada paso, sólo existía la Nada.
    Era como si Pietro durmiera con los ojos abiertos y sólo pudiera mirar aquello que transcurría en un sueño permanente e irreal. La miraba, enamorado hasta cierto punto, pero su amor nunca pudo trascender de aquel que le tuviera cuando se besaron por primera vez.
    Yerma pasó de la desesperación a la más triste de las tristezas. Sabía que cada vez que le preguntara a Pietro lo que sentía o pensaba sólo obtendría por respuesta el silencio, una mirada que apenas si la miraba, y una palabra que siempre le decía: “Nada”. Entonces la casa comenzó a engullirla por completo. Primero se dedicó exclusivamente a las labores cotidianas, y las sentía como un alivio, y esperaba con ellas llamar un poco la atención de su marido. Tal vez si ponía un mueble ante la puerta, él se molestara, o quizás si rompía todos los trastos él le llamaría la atención. Gastó los ahorros para el parto y al final, se tumbó en la cama sin hacer absolutamente nada. La ropa comenzó a extenderse por el suelo como un pastizal, los trastos sucios eran una maldición que los azotaba ya con pestes inconcebibles, y en varias ocasiones Pietro se sintió obligado a levantar de la cama a Yerma para llevarla a otro sitio a pasar la noche. Como los cuartos de la casa de su madre eran infinitos, fueron cambiando de uno a otro cada vez que la desolación caía en ellos. Yerma pensaba que tal vez, en algún momento, los cuartos se terminarían y Pietro tendría que llevarla lejos de ahí. Incluso llegó a pensar que en algún momento a él se le ocurriría reclamar aquella desidia que de pronto había tomado como concubina a su mujer... Pero esto nunca sucedió.
    “Huye”, le decía Fabia; huye, le decía el papel lanzado por la niña desde la torre poniente. Pero Yerma no podía huir de ahí sola, deseaba, con todo su corazón, huir con Pietro como en el principio, enamorados, uno dentro del otro... Y esto tampoco iba a suceder. ¿Qué hacer, se preguntaba, para llamar la atención de un durmiente? Gritó, comenzó a lanzar los trastos que quedaban sin romper y se abalanzó sobre Pietro enloquecida, lo golpeó, lo tiró en el suelo y comenzó a patearlo, pero nada de eso pudo despertarlo. Su único movimiento fue encogerse y luego, cuando la volvió a mirar, Yerma pudo ver en sus ojos que se alejaba de ahí para siempre, como si huyera de un enemigo que por muchos años había tratado de alejar de sí para evitarse la molestia de matarlo. Se levantó, tranquilo y silente, como siempre, y tomó su eterno lugar en la sala, donde la luz de la mañana y la del alba siempre le sentaban bien e iluminaban su larga cabellera ondulando como enramada de helechos o hierbas silvestres. La miró detenidamente, Yerma callaba, se encontraba echada sobre el suelo y sus cabellos eran una maraña que le cubría casi todo el cuerpo. Lloraba profusamente y lo miraba todavía con cierto celo, pero al mismo tiempo esperando que todo terminara con un beso. “Me gusta cuando callas, Yerma, porque entonces estás como ausente”, le dijo, y Yerma gimió en silencio, pues entendió que todo, desde el inicio, había estado perdido. La ausencia era inevitable, y se preguntó qué es lo que seguía haciendo ahí. Sin mirarlo, se levantó y entró a la habitación, tomó algunas ropas y salió de la casa. Pietro no intentó detenerla, aunque ella iba lenta para que así lo hiciera, cruzó el jardín, la terraza, las habitaciones principales de la casa de su suegra, abrió el pesado zaguán de hierro y se vio, de pronto, en medio de una noche de agosto fuera del castillo de Celsa. Atravesó la plaza de los desterrados y llegó, exhausta, a la casa de Fabia. Llovía, y entre las piernas de Yerma corría un río de sangre que luego dejó ver a una criatura diminuta.
    Yerma se quedó unos meses con Fabia, luego ésta consiguió un permiso para construir una troje y puso ahí a Yerma y a su hijo. Pietro y Yerma nunca volvieron a saber nada uno del otro, a pesar de que siguieron viviendo en la villa y ésta era demasiado pequeña. En casa de Pietro, con su madre y la Bazán, todo lo sucedido fue colocado debajo de una pila de desperdicios, y luego, al paso del tiempo, la gente apenas recordó algo de todo eso. Ahí, en la villa, nada había pasado entre Yerma y Pietro. Yerma había llegado a vivir con Fabia, era una madre soltera como tantas, y vivió en la troje por muchos años, hasta que murió y sus nietos utilizaron la troje para jugar. Pietro anduvo habitando todas las habitaciones de la casa de su madre, siempre con una mujer distinta, y dejó su semilla en varios vientres, entre hermanas y vecinas, pero de los frutos sembrados nunca tuvo apenas una idea certera. El único recuerdo palpable que le quedaba de haber sido padre era una margarita disecada que Yerma le regaló el día que quedó embarazada. Todo lo demás, si acaso había sucedido, seguramente fue un sueño que no formaba parte de su sueño.

    No hay comentarios:

    Publicar un comentario